«Saber ayudarnos los unos a los otros»
Vivir en sociedad, en comunidad, ¿pero sabemos convivir?, ¿sabemos encontrar un equilibrio en el que todos podamos tener nuestra función?, ¿damos la misma oportunidad a todo el mundo o por el contrario jugamos a imponer nuestra fuerza ante los más débiles? En nuestra arrogancia supina nos creemos superiores a cualquier otra persona que no encaje en nuestra escala de valores, solamente porque la situamos en una posición de inferioridad ante nosotros. La mayoría de las veces, cualquier persona que necesita de nuestra ayuda tiene la obligación de ser dócil, molestar lo menos posible y seguir las reglas que le imponga la sociedad o nosotros mismo. Nos creemos que por ser seres humanos, cualidades como la generosidad, la colaboración o la cooperación son innatas a nosotros, como ser superiores que somos. Y sin embrago, ¿en nuestro día a día somos generosos, colaborativos entre nosotros mismos?, ¿Somos capaces de ponernos en la piel de alguien que necesita ayuda sin pedir nada a cambio?
Cuando observamos la naturaleza, como cuando se contempla una bella pintura, descubrimos la armonía de sus estaciones, la belleza de sus colores, el equilibrio de sus formas,… En ella simplemente advertimos rasgos característicos de un ser sin voluntad, sin capacidad de realizar más allá una mera función biológica. Sin embargo, en la naturaleza existen numerosas muestras de colaboración y cooperación que desde la visión lógica y pragmática del ser humano se perciben como parte del equilibrio natural de la vida.
Si sabemos observar, en ella descubrimos numerosos ejemplos de colaboración y cooperación que nos hacen pensar que a lo mejor la naturaleza es más humana y más protectora que los propios seres humanos. Las abejas revolotean entre las flores, se enamoran de sus atractivos colores, sus delicados aromas y su delicioso néctar. Se llevan entre sus patas, sus alas y sus antenas el polen floral y lo trasportan a otros lugares donde dejan caer de poco en poco el polen que germina en nuevas flores, creando una asociación de belleza y pragmatismo. En el Norte de África y en las Islas Canarias, las algas y los hongos se hermanan en una unión simbiótica, en la que los dos obtienen un beneficio. El alga mediante la fotosíntesis provee de materia orgánica al hongo. El hongo toma agua y sales minerales de una roca o de árbol y protege al alga de la deshidratación. En el suelo la unión entre un hongo y las raíces de una planta forman las micorrizas, creando una simbiosis donde la planta recibe del hongo los nutrientes minerales y agua que necesita y el hongo obtiene de la planta hidratos de carbono y vitaminas que él por sí mismo es incapaz de sintetizar mientras que ella lo puede hacer gracias a la fotosíntesis y otras reacciones internas.
Cómo puede ser, qué en la Naturaleza podamos encontrar la respuesta a los múltiples interrogantes que nos plantean la vida y el vivir en sociedad. Cómo puede ser, que las abejas y las flores, que las algas y los hongos sepan convivir mejor que los propios hombres. Por qué no nos sabemos ayudar los unos a los otros, por qué imponemos nuestra voluntad aprovechándonos de una situación de necesidad, por qué nos ofendemos cuando el supuestamente más débil se rebela ante nosotros. Podría nombrar tantos ejemplos en nuestra sociedad que no es justa, como ante la inmigración, el reparto de vacunas de un modo equitativo, el medio ambiente, el reparto de la riqueza y tantos y tantos temas que la lista no tendría fin.
Si aprendemos a respetando y ayudarnos entre nosotros desde la idea de que todos somos necesarios y todos tenemos algo que aportar la vida sería mucho más fácil. La sociedad debe aprender a vivir desde el punto de vista de la unión, de manera tal que en el intercambio de beneficios consigamos mejorar en conjunto porque de lo contrario, como decía el escritor, matemático y filósofo británico Bertrand Russell: «si no aprendemos a vivir juntos, moriremos juntos«.
Muy claros tus conceptos Silvia, es cierto, estamos en una situación planetaria que si no aprendemos, va a ser muy difícil conservar la Humanidad, excelente tu trabajo.
Maravilloso Silvia!!
Necesitamos recordar
Y volver a “ser humanos” con todo lo que implica.
Gracias por recordarnoslo
Besicos