Sin necesidad de esperar nada de nadie… ya no tienes más excusas

Sin necesidad de esperar nada de nadie

«Ya no tienes excusas»

Una mañana de verano, sin necesidad de esperar nada de nadie, te levantas con la sensación de que ya no tienes más excusas, que es hora de seguir adelante y atreverte a llevar tu propia vida. Te vas desperezando lentamente y en cada bostezo suelta el control que te encadena a todo lo que no quieres. Te das cuenta que soltar el control es “hacer sin tener miedo”, sin pensar en las consecuencias; porque no dependes de nadie y has decidido seguir adelante. Has decidido, contemplar la vida bajo un prisma de cristal, que transforma tu respiración en los colores del arcoíris y en algodón de azúcar. Ver la vida desde ese matiz, te da la confianza en saber lo que quieres, te decides a seguir hacia adelante porque es el único camino que te mereces seguir.
Ya no te vale estar pendiente de un posible reconocimiento que quizás nunca llegue. Una aprobación que realmente, quizás no necesites. Porque sabes que estás en el camino y te está costando, porque todo te resulta complicado, pero te resistes a dejarlo de intentar, porque realmente tú y solo tú debes confiar en ti misma. Haz decido, dejar de ser un pura sangre galopando hacia tu horizonte, para comenzar, a ser tú misma yendo a tu propio paso, sin dejar de vivir y sentir.
Sabes de sobras que la vida tiene sus propios colores y que depende de cada uno la elección del color que quiere utilizar en su día a día. Ese color que da confianza para seguir adelante. La vida tiene sus propios aromas que te llenan el alma de recuerdos de infancia, a chocolate con buñuelos, que al cerrar un instante los ojos te suaviza cualquier amargor inesperado. La vida es una composición musical, que vas componiendo mientras acaricias las cuerdas de una guitarra, y que según los acordes que escoges, suena la armonía de una forma más dulce o más amarga.
La vida con sus aromas, su música, sus sabores depende de cada uno, en como decidamos vivirla. En cierta medida somos nosotros mismos quien palpa con su tacto, con su corazón, con su alma, con su cerebro cada instante de nuestra existencia y descubriendo de nuestra memoria lo más grato y dulce que implica haber experimentado y vivido cada instante de nuestra vida. El color del amanecer, el aroma de jazmines, la música de los insectos en una noche tranquila y el placer de una copa de vino en compañía o en soledad durante una tarde lluviosa.

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