Pasando etapas entre cojines de colores y un soñador amarillo

Pasando etapas, entre cojines de colores y un soñador amarillo

A lo largo de nuestra vida vamos pasando etapas, vamos cambiando nuestra forma de ver la vida y necesitamos parar un tiempo, aunque sea durante una sola noche. Un espacio para refugiarnos en nuestro jardín interior y sanar nuestras pequeñas o grandes heridas, para poder seguir adelante, honrar nuestro pasado y abrirnos a nuestro futuro. Dejar de escuchar las palabras que nos han arado silenciosamente el alma durante demasiado tiempo, para poder florecer nuevamente como lirios en nuestro nuevo jardín.
Necesito encontrar un pequeño lugar, real o imaginario, y acomodarlo a mi antojo, debajo de palmeras datileras entre cojines de colores y un soñador amarillo, como los rayos del sol en primavera, me recuesto a leer y a escuchar la música del viento. Entre las letras escritas y el aire fresco me traslado a espacios de calma y vida, me cubro con una quimera de rayos de luna que acarician mi cuerpo, el agua de roció corre por mis piernas envolviéndome en una vibración involuntaria y el dulce viento me habla con fuerza que es hora de volver a la vida, de sentir y abrazar mis más profundos anhelos.
Entre sueños y arrumacos del alma, celebro que estoy saliendo de un letargo involuntario y que ahora me siento que la vida me acompaña y que está dentro de mí para poder encontrar mi lugar. Recuperar la fuerza del guerrero que conoce su misión y es capaz de provocar los acontecimientos de su propia vida. Consiguiendo tener una posición frente a ella, una posición de confianza que me ayuda a afrontarla de una forma liviana, sencilla y fácil. Comienzo a sentir que solamente tengo un solo compromiso, que es conmigo misma y que en ese pacto radica mi poder personal. Ahora puedo ver la vida desde una posición de firmeza porque he recuperado mi autoestima, mi verdadera identidad y sé que mi sentimiento es verdadero.
Ahora mi impulso interior me empuja a actuar y a estar centrada en mis objetivos. He recuperado mi visión de la vida, me siento llena de energía serena. He comenzado a confiar en mis sentimientos y en mi intuición, que me empujan hacia lograr mis objetivos. Desmadejo el pasado, como si fuera un ovillo de lana roja, me libero de agravios innecesarios para así volar libre hacia un futuro sin mochilas pesadas.
Me despierto desnuda de cualquier atadura y recibo los primeros rayos de sol en mi rostro que me llena de vida y esperanza. El roció de la noche, me habla de risas en la mañana y del dulce sabor a higos en mi boca. Comienzo a moverme suave y lentamente, despierto cada musculo de mi cuerpo con la sutileza de tener en entre mis brazos a mi propio bebé y me dispongo a comenzar un nuevo día, sin ninguna idea preconcebida pero siempre teniéndome presente mi porvenir y con la confianza de tenerme a mí misma.

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