«La verdadera valentía es vivir la vida con libertad»
Hoy es martes, por la mañana tengo yoga a las doce y media. Intentaré trabajar un poco al ordenador y sobre las once cuarenta y cinco saldré de casa. Hace un sol radiante y el cierzo de ayer se ha convertido en una suave brisa de primavera. Hoy es uno de esos días que necesito estar más conmigo que de costumbre, necesito dedicarme un poco de tiempo.
Siempre que bajo del tranvía para ir a yoga, la mitad del camino lo hago atravesando el Parque Grande “José Antonio Labordeta”. Entro por el Puente de los Cantautores y me adentró en él por la Avenida de San Sebastián, el aroma de los cipreses y tintineo del agua de las fuentes me libera casi siempre de algún pensamiento que me ronda por la cabeza.
Es el momento de sentirse agradecida, de sonreír a la vida y disfrutar durante quince minutos de un sentimiento nuevo para mí, «saber que todo está bien». No sé si os lo creeréis, pero estas cinco palabras cuando de verdad las sientes te llena el cuerpo de vida.
Todos, de algún modo estamos, acostumbrados a tener una vida totalmente planificada, a veces hasta el último segundo, creemos que así podremos reaccionar mejor porque sabemos lo que vamos hacer y es todo lo contrario. La vida no es una ciencia exacta, no es una cadena de causas y efectos. Es imposible que pueda saber cómo voy a reaccionar ante una determinada situación. Saber permanecer en un estado de calma ante cualquier situación es la mejor actitud que puedo tener ante la vida.
Estoy acostumbrada y, lo reconozco a veces, aburrida de que me digan lo valiente que soy por hacer las cosas que hago teniendo una discapacidad física. Pero la verdadera valentía no radica en hacer cosas cotidianas yendo en silla de ruedas, sino en aceptar la incertidumbre con confianza. Eso cuesta, sea como sea que vayas por la vida, andando o sentada en una silla de ruedas.
La verdadera valentía es vivir la vida con libertad, viviendo en un estado despierto y con compresión. Cuando uno mismo se siente libre se suelta de todas las convicciones que hasta ahora le habían servido como guía para seguir su día a día y se abre a todas las posibilidades. Entonces es cuando comprendes, te das cuenta de que la inseguridad es una parte intrínseca de la vida y que gracias a la inseguridad nos volvemos libres para elegir. Dejas de preguntarte porqué suceden las cosas y entiendes que efectivamente todo está bien.
La valentía nos hace ser más sinceros, nos vuelve más amorosos, más confiados pero todo eso cuesta mucho porque estamos programados en el miedo y en el dolor. Si se quiere ser verdaderamente libre deberemos conocer nuestros miedos y poco a poco aprender a aceptar los retos, sabiendo que el miedo existe y así lentamente poder vencer al desasosiego que nos produce algunas situaciones de nuestra vida.
Ha llegado la hora de reconocer las heridas y comprender porque sigue habiendo situaciones que aun duelen y me siento vulnerable. Es el momento de comprender que solamente siendo respetuosa con mis sentimientos y no forzándome a nada conseguiré derrotar al miedo.
Igual esa sensación solamente dura una luna y luego remonta de nuevo la energía liberadora de los últimos meses que me ayuda a seguir poniendo los límites necesarios para sentirme fuerte ante cualquier situación. Estoy decidida a integrar las partes de mí que me acusan, me enjuician y me reprochan, es la única forma de llegar a cumplir las tres semillas que planto cada mes en el lugar más sagrado de mi ser. Estoy decidida a conseguirlo, mis objetivos están claros y voy a seguir explorando mi interior para conseguirlos.
Llego al Paseo Renovales, salgo del parque y de repente vuelvo al mundo exterior, un ciclista me pregunta por una dirección, le indico y nos sonreímos. Nos entrecruzamos en el paso de peatones y sigo mi camino. En unos metros llego a la sala de yoga, me quito la chaqueta y los zapatos, saludo a Anna, me dirijo a mi sitio, me sujeto a la barra y me bajo a la esterilla. Llegó el momento de comunicarme con mi cuerpo.
Gracias
«UN RATO CONMIGO»: «Silvia, me ha gustado mucho lo que has escrito, con ello demuestra que eres libre; gracias a tu mente creadora, se nota en el modo en que narras un día de tu vida. Demuestra que estás ahí, como todos los demás, luchando, en pie de guerra. ¡Enhorabuena Silvia, por el don que tienes de escribir!!! Citando a Eduardo Galeano: “La libertad es un estado de la mente, ningún lugar está lejos, ni nada es imposible, para los seres con imaginación; capaces de comprometerse con la vida, de vivir cada día como si fuera el primero y el último. Ninguna persona está lejos, si sabes usar tu imaginación… Porque la mente es creadora y somos nosotros quienes tenemos la capacidad de guiarla hacia lo positivo o lo negativo. O de crear el infierno o el paraíso con ella dentro de nosotros…“Recuerda que fue la imaginación lo que le permitió a “Mandela” sobrevivir a tantos años de cautiverio; soñando con el Africa que quería… Por último, comparto una frase de Eduardo Arnaz, fundador de DFA, que espero nunca olvides; de un modo u otro: “Todos somos discapacitados…” Un abrazo; Ibeth R.
Gracias Ibeth… Me emocionan tus palabras y me llena de alegría ser valorada y reconocida por ti, una mujer que no se conforma con lo establecido ni con estereotipos. Estamos en el camino y nos hemos conocido por alguna bella causalidad algún día lo sabremos. Hasta entonces te considero mi amiga y espero verte pronto…
Que chulo!!! 🙂
Me asombras muchas veces Silvia ésta es una de ellas. Ánimo y adelante con la Vida. Gracias, me has animado leyendo tu blog.
Que dura puede llegar a ser la incertidumbre y que difícil resulta a veces no seguir en ese camino lleno de curvas , subidas y bajadas. Si seguimos en ello es porque nos sentimos bien haciendo lo que hacemos y eso como dicas te hace estar alerta despierto aprendiendo continuamente y conectado.
Feliz semana
Así es, David, el camino que muchas personas hemos comenzando andar es largo y complicado pero, como bien sabes, en el despertar se encuentra tal plenitud del ser y estaríamos locos si nos acobardáramos cada vez que nos asustarán nuestras propias sombras. Vencer el miedo nos da más fuerzas para continuar en el camino.