Entre las montañas del pirineo aragonés

Los maravillosos habitantes de las montañas del pirineo aragonés

Entre las montañas del pirineo aragonés habitan deidades de la naturaleza, que protegen a todos los seres vivos que conviven en sus cordilleras. Pero también, podemos encontrar en las tierras pirenaicas hechiceras y brujas que veneran y honran a la Madre Tierra. En la tradición aragonesa la imagen de la Madre Tierra está representada por deidades como Marigüena y el Buco. En honor a ellos, se realizaban ofrendas para celebrar diferentes festividades, el final del invierno o la llegada del verano. Estas ofrendas se realizaban en el bosque por la noche, en lugares apartados. A estos encuentros, sólo estaba permitido que asistieran las bruxas y los bruxos de los diferentes valles del pirineo aragonés.

Marigüena y el Buco habitan en las cumbres de las montañas del pirineo aragonés y simboliza la naturaleza. La figura brillante y luminosa de la diosa Marigüena hiende las praderas, las colinas, las montañas, los ríos y los lagos del pirineo aragonés como guardiana de la vida y del destino de los todos los seres vivos, como una autentica tejedora del destino. Marigüena, vela que las ovejas, que pastan en los prados, no se desvíen de su senda; ni les pillen la tormenta antes de llegar al refugio más cercano. En las jornadas de estío, Marigüena, procura que no se sequen los riachuelos, que descienden por las faldas de las montañas, para que las terneras y terneros puedan abrevar tranquilamente al finalizar su trayecto. Por las noches, Marigüena, diosa de la fertilidad, asiste, desde la distancia, a las parturientas en su hora más corta, velando por ellas y por el recién nacido.

La figura masculina de la naturaleza, en la mitología aragonesa, es el Buco. Se le representa mediante un macho cabrío, como guardián de los bosques, los prados y los animales. En el Canabal de Bielsa, la figura de las trangas está representada por un macho cabrío como símbolo de la fuerza, el poder vital y la virilidad. En los desfiles del Canabal, los mozos solteros del valle son los encargados de dar vida al Buco. Se visten con pieles y los cuernos del macho cabrío, una saya, unas abarcas y grandes esquillas en la cintura. Se pintan la cara con hollín y aceite, unas grandes dentaduras de patata y un largo palo, llamado tranga. Los mozos vestidos de macho cabrío lanzan la tranga a los niños y a las mozas de Bielsa. La tranga simboliza la fertilidad y los mozos que visten de trangas son los encargados de recoger a las mozas solteras en la puerta de su casa durante la ronda.

Según la tradición aragonesa, el Buco tiene la facultad de provocar tempestades, pero también sanar a animales, personas y otros seres. Ese es el motivo por el cual, antaño era costumbre tener en las casas un macho cabrío entre el ganado, para protegerle de enfermedades o del maldau de las bruxas.

En el «Bosque de las Brujas» en Tramacastilla, las noches de solsticios, se reunían bruxas y bruxos en conventículo, en un Lanna del Boc, para bailar en torno al fuego la “Danza de la Ronda” para adorar a la Madre Tierra. Desnudos en círculo entorno al fuego, cantando y bailando, entraban en frenesí y delirio para invocar al Buco. Durante la celebración del conventículo se ofrecía al dios Buco huevos y pan, para obtener que no faltase ninguno de estos alimentos en las casas de los habitantes del pirineo aragonés.

En nuestra tierra las leyendas y tradiciones son acervo cultural de los pueblos y deben ser conservados y transmitidos a las nuevas generaciones como se ha hecho desde tiempos inmemoriales. Conocer las leyendas y las tradiciones de Aragón nos ayuda a mantener viva nuestra cultura y nuestras raíces.

Deja un comentario