El significado de los pequeños detalles

El significado de los pequeños detalles

A veces no sabemos apreciar los pequeños detalles, el significado que tiene lo que hace una persona por nosotros. No siempre se tiene que tratar de regalos, sino de cualquier insignificante gesto que recibimos de otra persona y que no le damos la importancia que tiene. En la mayoría de los casos solamente nos centramos en los objetos materiales, el beneficio económico de las cosas que nos pertenecen o que nos regalan y no nos damos cuenta que en muchas ocasiones es lo que menos valor tiene. La lealtad y la honestidad entre las personas, que de alguna forma nos acompañan en algún momento de nuestra vida, tiene más valor que cualquier fortuna u objeto material que podamos recibir.

Mamá hoy te quiero contar una pequeña historia que ocurrió en algún pequeño lugar, seguramente entre cercano y lejano desde donde nos podemos encontrar nosotros ahora mismo. Un lugar donde los niños juegan a la salida de clase entre las viejas vías del ferrocarril y el río que cruza el lateral izquierdo del pueblo para ir a desembocar en el Mar Atlántico. Este año, a los setenta años de edad, se jubila el viejo profesor de literatura. Por él hubiera aguantado cinco años más pero ha llegado a la edad máxima para mantenerse en activo y es hora de comenzar a vivir la vida de escritor que siempre ha querido llevar.

Una mañana, al terminar su clase, el profesor regalo un libro a cada uno de los treinta alumnos de la clase de literatura del último curso del instituto. En el interior de cada libro había una estampilla. El viejo profesor les dijo a sus alumnos que se podían comprar el deseo que más quisieran en estos momentos, siempre y cuando su avaricia no superase los límites de lo correcto. Para pagar cada uno de los preciados deseos de los alumnos, éstos solamente deberían dejar el mencionado libro a modo de pago, sin ningún otro requerimiento.

Cuando un alumno, del viejo profesor, acudía a un establecimiento de cualquier tipo para comprar su deseo, cada comerciante recibía como abono de la compra el libro que les había regalado el viejo profesor y cada alumno se llevaba su regalo sin ningún problema. Posteriormente, el viejo profesor iba y pagaba la cuenta de cada alumno, en cada uno de los comercios sin dar ningún tipo de explicación.

Cada alumno, uno por uno fue pagando su obsequio con el libro que el viejo profesor les había dado. Uno pidió un helado y tuvo su helado, otro soñaba con una bicicleta roja y recibió una bicicleta, otro deseaba un coche para que su padre que se había quedado sin trabajo hace unos meses consiguiera trabajar de taxista y obtuvo el ansiado vehículo. Poco a poco los deseos de los treinta alumnos se iban cumpliendo y el viejo profesor iba recuperando cada uno de los libros que había regalado a sus alumnos. Pero uno solo entre todos ellos quiso quedarse con el libro porque le gustaba la lectura, porque se sentía agradecido de las enseñanzas del viejo profesor y, quedándose el libro, el muchacho creyó que era una bonita forma de tener un recuerdo de él y también para conocer un poco más las enseñanzas de su profesor había escrito en su libro.

Así que ese alumno decidió quedarse con su libro y el profesor viendo que le faltaba un cuento por recuperar, le pregunto al muchacho por qué no había cambiado su libro por su regalo. El joven le contó prefería quedarse el libro del viejo profesor porque lo quería leer y también porque se lo quería quedar de recuerdo. El viejo profesor conmovido por el gesto de su alumno le contó que uniendo las treinta estampillas, que se encontraban dentro de los treintas libros, se formaba un billete de lotería que resultó ganador de un premio varias veces millonario y sin esa estampilla faltante carecía de valor.

El alumno, que realmente valoró el libro regalado por el viejo profesor, le devolvió la estampilla a su ingenioso profesor y recibió como recompensa la mitad de todo ese dinero por su actitud leal hacia su antiguo profesor. El alumno recibió un generoso premio por su actitud honesta con su maestro que le había enseñado en los últimos años del instituto y el viejo profesor había recibido su mayor recompensa por los años dedicados a la enseñanza como es la gratitud y el reconociendo de su alumno.

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