Una tarde de septiembre, Clara, estaba jugando en el terreno de sus tíos abuelos entre los árboles frutales. Le gustaba corretear y cantar entre aquellos árboles, el aire revolvía su cabello y su vestido de rayas azules y blancas. De repente, tropezó con un manzano que todavía no habían recolectado todas las manzanas y quiso atrapar una que colgaba de la rama más baja. Clara estiro los dos brazos para conseguir agarrar la manzana que deseaba pero no llegaba, era demasiado bajita. Intento dar pequeños saltos para ver si así llegaba pero aun así no conseguía alcanzar aquella manzana.
Mientras tanto, paseaba por los a derredores un duende, llamado Fandom, que contemplo a la pequeña Clara intentando alcanzar la manzana. El duende sin pensarlo dos veces, se acercó al árbol donde estaba Clara y sin mediar palabra, trepo por el tronco del manzano, se deslizo suavemente por la rama y alcanzo a coger la manzana. Cuando consiguió tener la manzana entre sus manos, se sentó en la rama del manzano y de un gran salto se plantó delante de Clara. Con una gran sonrisa, Fandom, dio la manzana a Clara entre sus manos y sin mediar palabra se alejó silbando entre los árboles.
Mientras que la pequeña Clara contemplaba incrédula la manzana que le había bajado del árbol el duende Fandom, un gigante llamado, Jatun, que también atravesaba el terreno de los tíos abuelos de la pequeña Clara, y que había visto lo sucedido, se acercó al árbol donde estaba pensativa la niña y también, sin mediar palabra, levantó un par de centímetros la mano derecha y arranco media docena de manzanas. El gigante Jatun le regaló todas las manzanas a la dulce Clara, que se las llevo, a donde le esperaban ansioso sus padres y sus tíos abuelos, en una canastilla para hacer un delicioso pastel con aquellas tiernas manzanas. Para hacer aquel pastel utilizaría todas las manzanas, aunque Clara sabía que ninguna sería tan deliciosa como la primera, por el esfuerzo y la delicadeza con que la recolectó el duende Fandom.