Entre un círculo superpuesto a un cuadrado se encuentra la perfección. Calculada por un sinfín de fórmulas que representan un canon de belleza estética. Algebra utilizada para crear proporciones y simetrías que forman partes de un todo. Un cuerpo desnudo representando dos posiciones sobreimpresas de brazos y piernas. La geometría de la perfección dentro de un círculo y de un cuadrado. Líneas rectas y curvas que marcan espacios y límites para representar “El Hombre de Vitruvio”, para representar la belleza humana.
El polifacético Leonard da Vinci alrededor de 1490 dibujo en uno de sus diarios “El Hombre de Vitruvio”, que representa el estudio de las proporciones del cuerpo humano. Da Vinci realizó el boceto de “El Hombre de Vitruvio” a partir de los textos de arquitectura de Vitruvio, arquitecto de la antigua Roma.
Leonard da Vinci, como hombre de Renacimiento, colocó al hombre desnudo en el centro de un círculo, en el centro del universo; representando la idea del antropocentrismo. Circulo que se traza a partir del ombligo, y dentro de él se circunscribe toda la figura humana, que toca sus bordes con manos y pies. Simbolizando al hombre en el centro de todo, y a partir de él, se traza la proporción. Mientras que el cuadrado representa la proporción equidistante de los pies a la cabeza en posición vertical respecto de los brazos plenamente extendidos en su posición horizontal.
También se puede interpretar que el círculo representa al hombre en su conexión con el mundo espiritual. Mientras que el cuadrado, en cambio, simbolizaría la estabilidad y el contacto con lo terrenal. Volviendo a situar al ser humano en el centro del universo.
Leonard da Vinci determina las proporciones del ser humano estableciendo que el rostro, desde la barbilla hasta la parte más alta de la frente, donde están las raíces del pelo, tiene que medir una décima parte de la altura total. La palma de la mano, desde la muñeca hasta el extremo del dedo medio, debe medir exactamente lo mismo. La cabeza, desde la barbilla hasta la coronilla, mide una octava parte de todo el cuerpo.
Desde el esternón hasta las raíces del pelo equivale a una sexta parte de todo el cuerpo. Desde la parte media del pecho hasta la coronilla, una cuarta parte de todo el cuerpo. Del mentón hasta la base de la nariz, mide una tercera parte del rostro. La frente mide igualmente otra tercera parte del rostro. El pie equivale a un sexto de la altura del cuerpo. El codo, una cuarta parte de todo el cuerpo. El pecho equivale igualmente a una cuarta parte de todo el cuerpo.
Y, sin embargo, no es por llevar la contraria a Leonard da Vinci, pero la mayoría de las veces nos fijamos en una persona por todo lo contrario. Porque su cara es totalmente picassiana, pero su sonrisa lo llena todo, o quizás, porque en una conversación es capaz de llevarte a conoces paisajes que ninguno de los dos conocíais hasta ese momento, o a lo mejor nos fijamos el uno en el otros después de un tiempo de compartir. Porque a veces con estar no es que sea suficiente, sino que a veces puede ser todo. Sólo depende de lo que realmente busquemos el uno en el otro. Yo, siempre he dicho, que la perfección es aburrida, terriblemente aburrida. Prefiero quedarme con una buena conversación y mil paisajes por descubrir.