Hay preguntas que sólo se pueden hacer cuando cruzas tu mirada con la persona adecuada a medianoche en un bar a dos calles de las campanas del Pilar.

A través de su mirada

Reunión de amigos en la última mesa de un bar a dos calles de las campanas del Pilar. El olor dulce de las endrinas, que brotaba de algunos de sus vasos despertaba el entusiasmo en Bosque. Veía a su amigo, desplegando todos sus encantos en la conversación animada que mantenían todos, y sonreía. Le encantaba ver su mirada alegre y llena de vida.

Ella bromeaba sobre la bajada de libido que le producía ver a su jefe llegar cada mañana con su gorra de cuadros escoceses, seguramente comprada por su mujer en la calle Torre Nueva a unos metros de donde estaban.

Él volvió hacer lo que tanto incomodaba a Bosque, le interrogó con la mirada, esperando escudriñar la auténtica esencia de ella y que en escasas ocasiones se atrevía a desvelar. «¿Por qué se negaba a sacar a la luz la mujer que llevaba dentro?», se preguntaba continuamente.

Bosque se sintió interrogada y bajó la mirada, «ahora no es el momento, no ve que no puede ser» y siguió riendo, intentando esconder su inquietud por conocer verdaderamente lo que su amigo buscaba en ella.

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